Barcelona-Timişoara


Pese a algunos malos entendidos, el viaje en general, ha salido perfecto, sin retrasos, inconvenientes o cambios de planes … Como casi todos mis viajes, empezaría en Barajas, donde debería haber tomado un vuelo directo a Barcelona, para reunirme con mi novia y su primo; pero por motivos económicos, decidí volar a Santiago, y desde allí comenzar el viaje los tres juntos; además, así, aprovecharía para ver al hermano de mi novia, aunque una llamada de última hora, confirmaba que su trabajo impediría que nos viéramos ese finde, así que nada, otra vez será, otra nueva escapada se planeará … En Santiago, tras los saludos y presentaciones oportunas, repusimos fuerzas (yo, con mi explosiva mezcla de CocaCola para combatir el sueño, y algo de paracetamol, para reducir los síntomas del constipado), y pronto tomamos el primer vuelo de Vueling a Barcelona; aunque suene raro, salimos y llegamos sin retraso alguno, por lo que disponíamos de tiempo suficiente para dar una pequeña vuelta por la Ciudad Condal (mi novia y yo, y la conocíamos, pero su primo no); comenzaríamos nuestro periplo, en la famosa Plaza de Espanya, con las impresionantes panorámicas hacia el Palau Nacional (Museo Nacional de Arte de Cataluña, desde 1934), situado en la montaña de Montjuïc, en la cual, aún se conservan las instalaciones que nos permitieron acoger las Olimpiadas de 1992, además de otras muchas otras dedicadas al mundo del deporte.

Los elementos arquitectónicos de la Plaza de Espanya (la fuente, de estilo romano, y las famosas torres venecianas), junto con el Palau Nacional, fueron creados para la Exposición Internacional de 1939. Una vez admirado y fotografiado el conjunto, continuamos por la Gran Vía, dejando atrás la antigua Plaza de Toros (dentro de un mes, abrirá sus puertas al público como un moderno y atractivo Centro Comercial y de Ocio); continuamos hasta el Paseo de Gracia, testigo indudable del tránsito entre la ciudad de Gracia y la ciudad de Barcelona hace dos siglos. ¿Por qué nos detenemos en el Paseo de Gracia? Muy sencillo, para admirar otra obra impresionante de ese gran genio que fue Gaudí: la Casa Batlló, ese gran escaparate arquitectónico que no deja indiferente al viandante; curiosas formas labradas en arenisca y entremezcladas con madera y vidrio a merced de la curva mente del artista, ansiosa por plasmar su peculiar idea del paraíso. Cada vez que paso por Paseo de Gracia 43, me acuerdo de esos dibujos en 3D ó las láminas psicodiagnósticas de Rorschach, en las que cada individuo consigue ver una forma diferente, y que rara vez coincide con la opinión de los expertos; a mi novia le recordaban a huesos, a mí a un bosque animado, y si le preguntamos sobre el tema a un arquitecto, podría estar horas y horas hablándonos sobre el tema; no sé, creo que lejos del significado o conocimiento real sobre la materia, a mí me transmite felicidad, tranquilidad, y bienestar, que supongo que, al fin y al cabo, el desaparecido Genio sería lo que quería transmitir.

Para terminar nuestra visita, continuamos por la Calle Mallorca, hasta toparnos con otra maravilla de tan maravilloso genio; el mismo: Gaudí, y su inacabada Sagrada Familia; comenzada en 1882, es la obra más representativa del modernismo catalán, y al igual que en la anterior, hay un sinfín de interpretaciones acerca de esas formas características por parecer mostrarse desafiantes a la gravedad; desconocedor en materia arquitectónica, si me atrevo a destacar esa proyección espacial que presenta el conjunto, y que parece ser ascendente, gracias a las innovadoras torres cónicas; en lo que al campo ingenieril se refiere, sólo una palabra me ronda la mente para definir a Gaudí: genio; basta fijarse en cómo se está acabando de construir la obra actualmente, y cómo lo hizo él en su día (supuestamente, no contaba con tantos avances como los que tenemos hoy en día).

Dialogando en el Metro sobre el tema, terminamos nuestro breve paseo por Barcelona; un tren de Cercanías, nos devolvería otra vez al Aeropuerto del Prat, donde comenzaría la segunda parte del viaje, con un vuelo directo de WizzAir a Timişoara. Se trata de una ciudad rumana bastante importante (capital de la región de Timiş), situada cerca de la frontera con Serbia; en algunas de sus plazas, parece que el tiempo se haya detenido, pero la influencia multicultural, la convierten en una ciudad moderna y cosmopolita (como así lo demuestran sus cinco universidades). Aunque es bastante extensa, el casco histórico (lo realmente interesante para el turista), es bastante pequeño, y se puede recorrer con facilidad en un par de horas, por lo que disponíamos de suficiente tiempo para cenar, tomar unas cervezas y descansar bien antes de salir a recorrerla. Tras el desayuno, comenzaríamos por la Catedral Metropolitana, situada al final de la Plaza Victoria; se construyó en 1946 inspirada en una mezcla de diseños que iban desde algunos monasterios de Moldavia, hasta la Santa Sofía de Estambul; como patrones, tiene a los Tres Jerarcas (Juan Crisóstomo, Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno) y al primer obispo de la ciudad (San José el Nuevo); impacta su enorme tamaño, repartido verticalmente entre sus once torreones cubiertos de cerámicas, y que pueden ser observables desde casi cualquier parte de la ciudad.

Seguimos hacia la Catedral del Milenio (llamada así, por ser construida para conmemorar la entrada del pueblo húngaro en Rumanía), finalizada allá por el 1900 en estilo neogótico; en ella, podemos destacar las dos enormes torres simétricas, y la gran campana de casi tres toneladas de peso. Continuamos nuestra excursión hacia la Plaza de la Unificación (llamada así, por tener dos iglesias de religiones diferentes construidas una enfrente de la otra), el verdadero centro de la ciudad, lleno de vida que se va repartiendo entre los múltiples cafés que invaden todos los bajos de los preciosos edificios multicolores; dichos edificios se reordenan alrededor de una estatua barroca y una antigua fuente que abastecía de agua a la ciudad, hace más de 200 años.

No pasamos por alto el Bastión de María Teresa (restos de la muralla defensiva con la que contaba la ciudad en 1700), la Plaza de la Libertad (la más antigua de la ciudad, donde se instalan los mercadillos medievales; nexo de unión entre las anteriores plazas visitadas; cuenta con una estatua central, en honor del Patrón de la Región), La Plaza de Trajano (aunque está situada un poco más lejos, merece una rápida visita, para descubrir la fábrica de cerveza más antigua del país, y la primera iglesia ortodoxa rumana) y la Casa del Príncipe Eugenio de Saboya.

Después de ver toda la ciudad, y degustar algunas cervezas locales (producidas en la fábrica de cerveza mencionada), intentamos coger el bus al Aeropuerto, pero casualmente, los Domingos no pasaba, así que, con los pocos leu rumanos que nos quedaban, conseguimos un taxi bastante barato. La siesta durante todo el vuelo de vuelta, demostraban la gripe y el cansancio acumulados antes y durante el viaje; al aterrizar, Sandra y su primo, tomarían otro avión que les devolviera a Santiago de Compostela, poniendo fin a otra intensísima escapada.

Fotos de Barcelona (canal personal Facebook)

Fotos de Timişoara (canal personal Facebook)

Fotos de España (página eresloqueviajas Facebook)

Fotos de Rumanía (página eresloqueviajas Facebook)

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