Un poco más tarde de lo previsto, pero por lo menos he conseguido llegar sano y salvo; y es que, cuando dicen que esta isla engancha, lo dicen de verdad; y no por su belleza, su armonía, o su clima, sino más bien por los excesos que puedes sufrir en los alrededores de cualquiera de sus cientos de pubs y discotecas. Así que, por mucho que os hable de los restos fenicios que se encuentran en el Sur de la Isla, ó la fortaleza medieval de la zona elevada de la ciudad, realmente Ibiza es mundialmente conocida por el Pachá, Space, Privilege, Paradise, Amnesia, Café del Mar, y un largo etcétera. Estos singulares antros, tienen la culpa de que el reloj se pare a partir de una cierta hora de la madrugada, pierdas la noción del tiempo, y nunca te des cuenta de a qué hora tienes que volver a casa (ó al hotel, ó a coger el avión de vuelta a la normalidad); así fue, que perdimos el avión de vuelta a Madrid, y tuvimos que volver casi doce horas después por Barcelona.
Sólo íbamos por una noche, a celebrar el cumpleaños del hermano de mi novia, pero como estaba previsto, la noche se alargó demasiado. Durante tal prolongación, recuerdo que aprovechamos una franja horaria en la que el Sol estaba sobre nuestras cabezas, para poder recorrer las callejuelas de la zona alta, llamada Dalt Vila. Fue aquí, donde los primeros fenicios se asentaron tras abandonar el poblado de Sa Caleta (los restos fenicios de los que os hablaba al principio); eligieron un sitio elevado desde donde pudieran controlar toda la bahía, lo amurallaron, y establecieron un buen puerto comercial (típico); tras la destrucción de Cartago, la ciudad caería en manos del Imperio Romano, y después de su caída, pasaría a formar parte del Emirato de Córdoba; serían los musulmanes quienes reconstruirían las murallas defensivas, para luego Felipe II ampliar su grosor y proteger la ciudad de ataques otomanos y piratas; así es como observamos hoy en día dicho recinto amurallado finalizado en el siglo XVI (declarado Patrimonio de la UNESCO en 1999).
Tras elegir una de las cinco puertas de acceso, entramos al recinto, y además de las preciosas vistas sobre Ibiza (incluso Formentera), no podemos dejar de visitar la Catedral, el Palacio Episcopal, el Convento de los Dominicos (Ayuntamiento de Ibiza), el Castillo y el Museo Arqueológico. Obviamente, en unas cuantas horas (que yo recuerde!!!), no da tiempo a verlo todo, pero volveremos, y seguramente con coche de alquiler, para ver otros pueblos (con menos fiesta, ya que perderíamos otra vez el avión), los restos del primer asentamiento fenicio, el Parque Natural de las Salinas, las pinturas rupestres de Fontanellers, la Reserva de Cala d’Hort, y los alrededores de Sant Antoni de Portmany.
Pero bueno, ahora toca recuperarse económica, física y psicológicamente; hay que dinero que reponer, cuidar de no volver a enlazar con aquella gripe que me trajera del anterior viaje, y reflexionar mucho, porque la verdad, es que por cada avión que se pierde, se anulan otros dos viajes completos (equivalencia económica al comprar un avión de vuelta en el último momento). Tras dichas recuperaciones, comenzaremos a preparar la siguiente escapada, en la que aún sin saber el destino, si conocemos el objetivo principal: llevar al primo de mi novia con nosotros (nunca ha montado en avión, y nunca ha salido de España); pronto, más noticias.