Aunque muy cansado, y con sabor a cervezas belgas en el paladar, ya he regresado, muy contento, de mi corta escapada a Chipre. Todo salió según lo planeado: escala en Bélgica y degustación muy completísima de cervezas, descanso, y el interminable vuelo a Làrnaca, en el Sureste de Chipre, donde nos centramos en visitar los alrededores de dicha ciudad, los Lagos de Sal, y la Mezquita de Umm Haram; la vuelta, más interminable aún, por Girona, donde hicimos noche antes de coger el primer avión a Madrid. La gripe, o lo que sea (yo ya no sé como llamarlo), parece que no mejora, y los oídos, como estaba previsto, sufrieron bastante con tantas horas de vuelo, pero bueno, ha merecido la pena. Pronto podréis leer el relato completo del viaje, así como otras muchas actualizaciones que estamos llevando a cabo en el espacio; de momento, podéis pinchar, como siempre, en la foto de la barra lateral, y ver las primeras fotos de la escapada.
Aprovecho también, esta entrada, como cada 25, para desearle un feliz día a mi novia, Sandra, que pese al progresivo aparente distanciamiento, soy muy consciente de la importancia de tal fecha en nuestra relación, una relación ya marcada de por sí, por los baches que implica el camino del amor en la distancia. Pero bueno, con unas cosas y con otras, creo que siempre he dejado muy claro lo que me importa, y quién me importa de verdad; a lo mejor, no tanto con palabras, ya que sé que estas se olvidan o se las lleva el viento, y creo que los hechos perduran mucho más en el recuerdo. Un beso, y que tengas un feliz 25.