Recién llegado de Malta ….


Me he ido malo, y yo creo que he vuelto peor; el caso es que no sé de dónde, pero yo saqué fuerzas para recorrerme todo el país; hay que decir que su reducidísima extensión ayudo bastante. Aprovechando una oferta de Ryanair, volamos a primera hora de la mañana, por lo que teníamos todo el día libre; tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Luqa, cogimos un bus a La Valletta (casi todos los buses son radiales desde La Valletta), y de ahí a Qrendi y Zurrieq, para ver el Blue Grotto y los Templos de Ħaġar Qim. Se trata de un arco natural de roca caliza sobre el mar, con pequeñas cavidades (se pueden recorrer en barco por 7 €), dónde el reflejo de la luz en el fondo, las tiñe de vivos colores; además, los pueblos de los alrededores, tienen su encanto, al conservar sus típicas construcciones maltesas tradicionales. Los templos cercanos, también son impresionantes, aunque actualmente están en proceso de restauración; son asentamientos megalíticos declarados Patrimonio de la Humanidad. Desde cualquier parte elevada de la zona, se divisa muy bien el islote de Filfla (antaño, utilizado con fines militares, y hoy en día convertido en reserva protegida de aves).

Blue Grotto (Isla de Filfla, al fondo)

De ahí, tras pasar por Tarxien (también tiene unos templos prehistóricos; aunque más conocidos, son menos importantes) y La Valletta, fuimos a la zona de Marsaxlokk, dónde se encuentra el puerto pesquero más importante del país (cuenta con el mayor número de barcos de pescadores de toda Malta). El sitio es precioso: todo lleno de barquitos azules, el agua cristalina, buenos restaurantes (se come muy barato, enfrente justo del puerto), mercadillos, … Además, en los alrededores, se puede visitar la Fábrica de Playmobil (la segunda mayor del mundo; te dejan ver el proceso de fabricación de los juguetitos), otros pueblos típicos, y algunos molinos tradicionales restaurados.

Marsaxlokk

Nuestra siguiente visita sería a Mdina y Rabat (también, Vitoria). Mdina (ciudad fortificada, en árabe) era la antigua capital del país, mientras que Rabat constituye los alrededores históricos de la misma; hoy en día, se siguen viendo numerosos palacios y caserones de la aristocracia maltesa. En la zona, son de obligada visita, las catedrales, las Catacumbas de Santa Ágata y San Pablo, el Domus Romano (uno de los museos más importantes de Malta, y que exhibe ruinas y diversos restos romanos de las aldeas de los alrededores), la ciudad fortificada de Mdina (comprobar el increíble silencio que envuelve toda la ciudad, cuando paseéis por sus estrechas callejuelas), los jardines Howard (separación entre la antigua Mdina y la moderna Rabat), la ciudad de Mosta (impresionante iglesia elevada, cuya forma está inspirada en el Panteón de Roma), y la ciudad de Mgarr (destacan los templos megalíticos de Ta’ Ħaġrat y los refugios antiaéreos de la Segunda Guerra Mundial).

Mdina

No muy lejos de Mdina y Rabat, se encuentra Dingli, y sus famosísimos acantilados; aunque para mi gusto, los hay más bonitos, éstos son los más conocidos por ser los más elevados, y es que, de hecho, los miradores de Dingli constituyen el punto más elevado del país, por lo que las panorámicas en un día despejado son fabulosas. Los acantilados, son cortados verticales muy bonitos, aunque si los véis desde arriba o desde el mirador cercano a Dingli, sólo veréis laderas escarpadas; lo mejor, es verlo desde los dos laterales, o desde el mar.

Acantilados Dingli

Tras montar en multitud de modelos de autobuses antiguos diferentes (que por cierto, hay que decir, que los autobuses en Malta, son auténticas piezas de museo conservadas desde la época del colonialismo británico, y decorados a gusto de cada conductor, que para eso es el dueño), volvimos a La Valletta (ver fotos), aprovechando para recorrer sus callejuelas, mucho menos transitadas a esta hora del día. La ciudad en sí misma, es muy bonita, aunque cabe destacar la Catedral de San Juan (barroca; originalmente, convento de los Caballeros de la Orden de San Juan), Fuerte de San Elmo (justo en la punta de la Península de Valletta; actualmente, alberga el Museo de la Guerra, dónde se conserva la cruz original de Malta, agradecimiento del rey británico, y símbolo de Malta desde entonces), el Museo Arqueológico Nacional (abundantes restos megalíticos de Malta), y los jardines Barrakka, desde dónde se tienen las mejores vistas de la ciudad y de la zona del Gran Puerto.

La Valletta

Para dormir escogimos la zona más turística del país: Sliema y St. Julians, donde hay muchos hoteles baratos, buenos restaurantes, pubs, discotecas … Por la noche, bajaríamos a dar una vuelta por la avenida principal, desde dónde se tienen unas estupendas vistas de la Valletta y la Isla de San Manoel, con sus murallas y fortificaciones iluminadas.

Panorámicas desde Sliema

Al día siguiente, nos levantamos prontito, y cogimos el autobús de la costa (preciosa; llena de acantilados, y entrantes del mar que parecen abrazar a los pueblecillos de pescadores situados en las zonas más bajas) hasta Ċirkewwa. Esta es la punta más al norte de la isla, y desde dónde salen los ferrys a las islas de Gozo y Comino (también salen desde La Valletta, pero con mucha menos frecuencia, y más caros).

Ċirkewwa

Cogimos el barco al puerto de Mġarr (Isla de Gozo), desde el cual, a mitad de camino, se puede ver muy bien la accidentada costa de la Isla de Comino, con sus cristalinas aguas (de hecho, si os sobra tiempo, os aconsejo que os acerquéis a su famoso “blue lagoon”). Mġarr es el típico pueblecito de pescadores, adaptado a las necesidades del turismo; no tiene mucho que ver como tal, pero sí sus vecinos pueblos de Ghajnsielem y Xewkija.

 
Mġarr
 

Nosotros tomamos el bus a la capital, Victoria (ó Rabat), desde dónde pretendíamos coger otro bus hasta St. Lawrenz para ver la famosa Azure Window, el pequeño mar interior y la Roca Champiñón; pero los horarios de los buses eran tan reducidos, que empezamos a pensar en no ir, o ir andando … hasta que de repente vimos a dos simpáticos jubilados españoles que se encontraban en la misma situación; tras hacerle el lío también a una familia iraquí, convencimos a un conductor de mini bus para que nos acercara al lugar por un módico precio. La cosa salió bien, y pudimos ver lo que sin duda es la postal más conocida del país: la Azure Window, un magnifico arco natural de piedra a través del cual, sólo se vé el mar y el cielo.

Azure Window

En los alrededores, también se encontraba el mar interno, conectado con mar abierto por conductos kársticas, ideal para hacer submarinismo, y la Roca Champiñón (Fungus Rock), denominada así, por la morfología de las plantas que crecen en tan peculiar islita; este es el único lugar de Europa en el que se pueden encontrar dichas plantas medicinales originarias del continente africano.

Roca Champiñón                    Mar interior

Volvimos a Victoria, con tiempo suficiente para ver la Citadella, la Catedral y su museo, los cuales constituyen con conjunto arquitectónico fortificado, de los más bonitos de la isla; sus principales intereses, residen en la falsa cúpula de la catedral (como nunca se construyó, se realizó un fresco a modo de efecto óptico; muy curioso), y en el cuadro de Santa Ágata (le cortaron los senos por no dejarse seducir).

Citadella (Victoria)           Catedral de Victoria (detalle efecto óptico de la cúpula)           Museo de la Catedral de Victoria (cuadro de Santa Ágata)

Nos sobraba tiempo, y junto con la pareja de jubilados y la familia iraquí, decidimos ir a ver los Templos de Ġgantija; lo que queda en pié, no es gran cosa, pero la importancia de estas ruínas radica en su antigüedad: más que las mismísimas pirámides de Egipto o los restos de Stonehenge. Se ven en quince minutos, pero el autobús pasaba cada dos horas, así que nos fuimos a recorrer el pueblo con la pareja de jubilados, que no dejaban de sorprendernos, tanto por el ritmo que llevaban, como por su actitud viajera y la filosofía que tenían de la vida.

Templos de Ġgantija

El pueblo de Xaghra, no tiene mucho que ver; de hecho, creo que debe su vida a los visitantes que se acercan a los templos. Tras pasar por el Viejo Molino, encontramos una cafetería en la Plaza de la Iglesia de Parisch, donde nos tomamos algo mientras hablábamos de pasado, presente y futuro, fundidos en un mismo ideal: viajar.

Iglesia de Parisch (Xaghra)

Nuestra última visita a este singular país, fue a las Tres Ciudades (Vittoriosa, Senglea y Copíscua), al otro lado del Gran Puerto de La Valletta. Además de la magia que parece trasladarte en el tiempo, podemos destacar como puntos de visita obligada, el Palacio del Inquisidor (sala de torturas de la época de la Inquisición), el Fuerte Ricasoli y Rinella (lugar de rodaje de películas tan extraordinarias como Troya o Gladiator), el Hypogeum (tumbas subterráneas de hace 6000 años; Patrimonio de la Humanidad), y el Mediterranean Film Studio (estudios marinos de cine más importantes de Europa: gran estanque que se llena para crear un efecto óptico, confundiéndolo con el mar de fondo).

Vittoriosa (Tres Ciudades)

Tras un breve descanso amenizado con ron, en el hotel, volveríamos a España también con Ryanair. Aterrizamos en Girona (cuestiones económicas), y aprovechamos para ver nuevamente esta ciudad de escalas.

 

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