Me voy ya para el Aeropuerto de Barajas, dónde me espera el hermano de mi novia (ahora mismo se encuentra volando desde Santiago de Compostela), para irnos a Dublín con Ryanair. Tengo todo más o menos bajo control, excepto el tren de Bristol, que me es imposible reservarlo por Internet; no sé por qué; pero bueno, no me preocupa demasiado, sabiendo además que no me iba a ahorrar más que dos libras. Sólo falta que esta gripe que ya casi tengo domesticada, no se me revele en las húmedas tierras británicas, ni con los gélidos aires noruegos …
Antes de irme, aprovecho esta entrada en el blog para desearle un maravilloso día de San Valentín a mi novia, que por razones de trabajo nunca coincidimos en ninguna escapada romántica durante estas fechas; no soy muy partidario de días así o celebraciones del Corte Inglés; no creo en todas esas tonterías, ni creo que haya que demostrar nada un día en concreto; pero sí que creo en el amor, en el amor verdadero que se demuestra durante los 365 días del año; y en la cuestión del amor, creo que no hay dudas, ni por su parte ni por la mía … Así que lo dicho, Sandra, que pases un feliz día de San Valentín, mientras yo celebro mi particular San Ballentine’s. Un beso muy fuerte, y recuerda que TE QUIERO.
Ya os contaré, como siempre, mis aventuras durante el fantástico viaje que me espera, pero para eso, tenéis que esperar a la vuelta, claro … Hasta pronto.