Sigo con la Goefísica


Aquí sigo, dándole caña a la Geofísica. Mirando apuntes, cogiendo lo más importante, revisando antiguos exámenes, haciendo y volviendo a hacer las prácticas ….

No hay tiempo que perder ni fallos que permitir … Quedan sólo 20 días para el examen; no veo la luz …

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Examen de Geofísica


Ya tengo la fecha del dichoso examen de Geofísica: será el día 2 de Febrero por la mañana; ya queda menos, siendo los nervios cada vez mayores, y el miedo inversamente proporcional al tiempo que queda para dicha fecha. En esta ocasión, he ido a todas las prácticas, he asistido a todas las clases teóricas, y tengo mis resúmenes hechos con la suficiente antelación como para que me dé tiempo a preparármelo bien. Me queda pasar todas las prácticas a limpio, para tener más soltura a la hora de hacer los problemas.

Aunque deje un poco de lado la actualización del espacio, os seguiré contando el día a día, en estos últimos días antes de la fecha del Juicio Final.

¿Dónde están esas firmas y comentarios?


Veo que cada vez sois más los que visitáis este pequeño y humilde rincón viajero, pero no se ve plasmado en las firmas y comentarios; así que ya sabéis: una firma, comentario o pequeña opinión de vez en cuando no viene mal. De la misma forma, os digo, que si alguna vez necesitáis ayuda sobre la planificación de algún viaje, compañías aéreas, mapas, guías o cualquier cosa, no dudéis en poneros en contacto conmigo …

Gracias.

Empiezan otra vez las clases


Efectivamente, empiezan nuevamente las clases; a partir de mañana, hay que volver a la carga, y entregarse al máximo en esta recta final, que son los últimos días antes del examen de Geofísica; queda menos de un mes, y la palabra error, no existe en el vocabulario de esta asignatura.

Aunque no se trata de un nuevo reto viajero, hay que darlo todo para intentar superarlo lo antes posible; el final de la carrera, nunca estuvo tan cerca, así que no me puedo permitir ningún fallo; es por eso, que quizás tenga un poco más olvidado mi espacio durante este mes; gracias a todos por entenderlo.

Recuperándome …


¿Qué tal? ¿Qué os han traído los Reyes? ¿Han sido buenos? Espero que sí; yo la verdad, es que no me puedo quejar, ya que estoy muy satisfecho con los objetivos conseguidos, y con los nuevos que me he propuesto para después de este kit-kat breve, pero necesario.

Aprovecharé esta pausa viajera para recuperarme de la gripe, que parece que crece por días, desapareciendo esa falsa apariencia de recuperación, a medida que las condiciones climatológicas se hacen más duras …

Es momento de recuperarse, ordenar las fotos, actualizar el espacio, y lo más importante, centrarme en los estudios, y conseguir aprobar ese famoso examen de Geofísica; como no, en los ratos libres, seguiré indagando y rebuscando en las ofertas de las compañías aéreas de bajo coste para ver si puedo conseguir planear una nueva escapada, aunque eso sí, tendrá que esperar a Febrero (fin de los exámenes de la Universidad).

Ya he vuelto de Portugal


Acabo de llegar de volver de mis aventuras portuguesas, y aunque debería llegar antes, en estas fechas ya se sabe lo que ocurre con los retrasos aéreos; ningún aeropuerto está a salvo; todos están relacionados entre sí ….

La verdad, es que hacía muy buen tiempo, pero el cansancio acumulado, la gripe de temporadas anteriores, y los estrictos Guardia Civiles que no me dejaron pasar mis jarabes, hicieron que no estuviese al cien por cien. Pero aún así, hicimos todo lo que teníamos planeado. La aventura empezó en Oporto (vuelo en oferta con Ryanair), y de ahí bajamos hasta Nazaré en coche; no nos entretuvimos demasiado, ya que habíamos estado en anteriores ocasiones en estas zonas (Coimbra, Ourém, Santarém, Coimbra, Fátima, …), así que llegamos prontito al hotel, donde dejamos las cosas, nos tomamos las correspondientes medicinas, y tras vestirnos un poco más de sport, bajamos a la playa, que hay que decir que es preciosa y muy amplia. Recorrimos las apretadas callejuelas que recordaba a cualquier pueblo turista andaluz o del litoral mediterráneo; monumentos, en sí, no hay muchos que digamos, pero el paisaje, las casas, la playa que erosiona la colina en forma de acantilados que dejan visibles los estratos rocosos, las gentes, las costumbres, las modestas iglesias, …, hacen que emplees el mismo tiempo, y gastes la misma cantidad de fotos, que en cualquier ciudad cuyo casco histórico aparece repleto de monumentos. Según se ponía el sol, aprovechamos para subir a la parte alta del pueblo (funicular, 0.90 €), y contemplar el atardecer desde el mirador situado estratégicamente al lado de la preciosa Iglesia de Nuestra Señora de Nazaré; sin duda, un regalo para la vista. Por la noche, el pueblo se transforma, y en vez de adormecerse en su rutina, cobra vida, y un sinfín de bares y restaurantes de lo más peculiares, abren sus puertas para deleitarnos con sus suculentos platos; los bares y cafés, se transforman en improvisados pubs con música comercial y buenas copas a un muy buen precio; pese a la alta humedad, la temperatura resultaba ideal para descubrir nuevos locales ….

 

Panorámica de Nazaré

Quizás la resaca, el cansancio y algunos contratiempos con el desayuno, hicieron que al día siguiente el cansancio aumentara; lo disfrazamos con las ganas que teníamos de ver Lisboa, así que cogimos el coche, y rumbo a Lisboa; si tenéis poco tiempo, os recomiendo la autopista (directa al centro, en unos 50 minutos), pero si váis sobrados de tiempo, os sugiero que bajéis por la carretera de la costa, y os detengáis un tiempo en São Martinho do Porto, similar a Nazaré, pero con una bahía preciosa; también, mencionar (unos 20′ más al Sur) los bancos de arena en la ría de Foz do Arelho … De Lisboa, no puedo decir mucho, ya que es mucho más amplio de lo que yo imaginaba, y quizás se debiera dedicarle algo más de tiempo. Según entráis en la ciudad, os llamará la atención, la cantidad de pequeñas iglesias y grandes estatuas que hay esparcidas por todas partes; querréis parar cada dos por tres a hacer fotos, pero os recomiendo que sigáis siempre en dirección al Centro Histórico, y en la Avenida de la Libertad, hay parkings muy baratos, ó incluso gratuitos en determinados días. Dejáis el coche y continuáis bajando toda la Avenida hasta la Plaza de don Pedro; ahí, miréis a dónde miréis, todo os parecerá digno de foto: la Catedral a lo lejos (Sé), el Castillo de San Jorge, la Plaza de Figueira, la Estatua del Caballo, las callejuelas en cuesta, con los pequeños funiculares, …. Luego, seguís bajando por las estrechas callejuelas que constituyen la Baixa; os conducirán hasta la Plaza del Comercio (en la desembocadura del Tajo), donde la situación se vuelve a repetir, y cualquier rincón es muy bonito. Desde ahí, y por un intrincado laberinto de cuestas que parten de la Rúa dos Bacalhoeiros, podéis subir hasta la Catedral y el Castillo, desde dónde divisaréis nuevos objetivos en esta gran ciudad que parece no tener fin: el Parlamento, el antiguo mirador, la Iglesia de San Carmen, Sacramento, …

Lisboa

Nosotros decidimos tomar un tranvía para ir a Belém, y así ver el archiconocido Monasterio homónimo, y la famosa Estatua de los Descubrimientos, no sin antes, admirar la calidad arquitectónica reflejada en el Puente 25 de Abril, que nos recordaba un poco al anuncio de Maphre …

Monasterio de Belém

Aquí, no hay metro, así que podéis volver al centro en bus, tranvía o cercanías, parando cualquiera de los medios de transporte en la Plaza del Comercio, de donde salimos; nosotros cogimos después el metro, y el coche para llegar al Aeropuerto, donde Easyjet se encargaría de traerme a casa sano y salvo (aunque con retraso), y poner fin a este nuevo Viaje Express.

Me voy a Portugal …


A excepción de los brutales ataques de tos, parece que estoy algo mejor de la gripe, y eso que sólo he dormido media hora, ultimando los detalles de la presente escapada … Si, sí, me voy a Portugal; sé que no debería, por mi estado de salud, pero bueno, luego tardaré en irme otra vez, así que supongo, que tendré tiempo suficiente para descansar y recuperarme.

La idea es irme hasta Oporto, nuevamente aprovechando las ofertas de Ryanair, quedar allí con mi novia, y bajar hasta Nazaré, donde haremos noche para conocer este precioso pueblo y algunos encantos de los alrededores. Al día siguiente, bajaremos hasta la cercana Lisboa, donde pasaremos el día hasta que por la noche, tome un avión de Easyjet para volver a casa. Ya os contaré qué tal ha ido a la vuelta …

Recuperándome para la próxima escapada


Dicen que este año el virus de la gripe ataca fuerte, y yo os aseguro que puedo dar fe de ello, ya que creo que se está cebando conmigo; supongo que la granizada de Ginebra, las bajas temperaturas de Berna o la fuerte nevada en el Mont Blanc, serán condiciones favorables para que dichos virus se resistan a abandonar mi debilitado cuerpo. He recurrido a los remedios caseros, y he estado toda la mañana sudando en la cama, pero ni con esas; aparentemente, no mejoro ni un poco; así que, no sé qué técnica usaré por la tarde, ya que mañana me voy a Portugal con el objetivo de visitar el área comprendida entre Nazaré y Lisboa, dejando así sólo sin visitar el Algarve con intención de hacer un futuro Viaje Express desde Girona con Ryanair …

No me queda otra que confiar en la combinación de los remedios caseros que me recomienda mi abuela, y en los fármacos que me recomienda mi madre. Ojalá, mañana a estas horas esté algo mejor, paseando por las preciosas playas de Nazaré …

Ya he vuelto de mi escapada franco-suiza


Aunque me ha costado mucho, he conseguido volver; eso sí, con una gripe tremenda, ya que todo ha sido un cúmulo de irregularidades e imprevistos. Como no, para empezar, retrasaron hasta el infinito y más allá, el avión de Iberia que tenía que tomar desde Madrid a Ginebra, lo cual me llevó a hacer noche en el aeropuerto (-11 ºC, y nevando); cuando el servicio de transportes públicos comenzó a primera hora de la mañana, me dispuse a tomar un tren al centro, pasear un rato por el lago, y llegar a otra estación, donde un tren me permitiría la conexión con Saint-Gervais; pues bien, el paseo por el lago se convirtió en una auténtica maratón para escapar de la granizada que empezó a caer; horarios que no encajaban con los de Internet, estaciones fuera de servicio, trenes que no pasaban … Al final, conseguí un tren hasta Saint-Gervais, gracias a la amabilidad de un vagabundo (que me ayudó a llegar al tren), y al revisor francés, que comprendió mi situación. El tren en cuestión tenía la calefacción tan alta, como para secar en la medida de lo posible toda la ropa (lo iba a necesitar); finalmente, logré llegar a St.-Gervais-les-Bains, un pueblecito francés situado en la Región de Ródano-Alpes; el paisaje empezaba a ser precioso, tanto, que la sensación de frío parecía desaparecer de mi empapado cuerpo; no hay mucho que hacer en este pueblo, más que deleitarse con los preciosos paisajes y panorámicas del Mont Blanc (en días despejados), que nos ofrece.

Saint Gervais

Por eso, éste no era mi objetivo final, sino que usaría dicho municipio para cambiar de tren y coger uno que recorriese el valle de Chamonix (vayáis desde donde vayáis, ya sea desde la parte francesa, suiza o italiana, comprar siempre un billete total, y si lo podéis comprar de ida y vuelta, mejor, ya que la cantidad que os ahorráis es considerable). Por fin en Chamonix, el día semidespejado, la ropa semiseca y no estaba nevando ni lloviendo; así que, tomé una buena colección de fotos desde la Plaza de la Estación (todo me llamaba la atención; todo era precioso; era un intenso contraste de colores salpicando la accidentada orografía que mi cámara intentaba recoger desde cualquier rincón del pueblo), y me decidí a bajar por la Avenida Michel Croz (la calle principal, y la más comercial) hasta la Plaza de la Iglesia, dónde parece que mi cámara tomó vida otra vez, bajando nuevamente la capacidad de la tarjeta de memoria; allí está la Iglesia de St Michel, y hay una oficina de turismo en la que hablan varios idiomas, entre ellos el español. De forma paralela al río, continué mis andanzas por la Rue du Dr. Paccard hasta Chamonix Sur, de donde sale el teleférico a l’Aiguille du Midi (preguntar siempre si hay visibilidad arriba, si no, es un poco tontería subir, ya que el billete vale 42 €). Luego volví por la Route Blanche hasta la otra estación, la de Montenvers; de ahí sale el tren cremallera (uno de los tres únicos que quedan en Francia) hasta el Glaciar Mer de Glace (uno de los mayores de Europa); a la hora de comprar la entrada, está incluido el viaje de ida y vuelta, el telecabina al glaciar, la entrada a la cueva, la Gruta de los Cristales, el Museo de Fauna Alpina, y el hotel; si váis en invierno y por la mañana, os dirán que la Cueva y el Telecabina están cerrados, y que os dejan la entrada más barata; en parte es mentira; aguantar arriba hasta las 12:30, y el Telecabina empieza a funcionar, y se abre la Cueva (como los operarios no saben en qué momento compraste la entrada, ya que todas son iguales, podéis utilizar estos servicios de forma gratuita).

Chamonix (Mont Blanc)

Un par de horas arriba, mogollón de fotos, una nevada impresionante, y una fiebre que empezaba a asustarme, hicieron que pensara en el descenso hasta Chamonix; así fue, bajé, y mi sorpresa es que Chamonix ya era otra; estaba todo más nevado aún (seguía nevando), pero estaba todo cubierto; ya no se veía tan bien como a primeras horas de la mañana (que acierto fué tomar aquellas maravillosas fotografías nada más llegar), pero seguía siendo precioso, y conservando ese encanto especial …

Glaciar Mer de Glace 

 Gruta de los Cristales       Museo de Fauna Alpina

Cueva de hielo bajo del Glaciar Mer de Glace 

Ahora quedaba deshacer lo andado y conseguir volver a Ginebra; la combinación de transportes no parecía fácil, ya que era Fin de Año; y así fue, me cancelaron un autobús, y me las tuve que ingeniar para tomar otro reservado a excursiones turísticas; mi estado de salud, cada vez era peor, pero bueno, tras otros múltiples retrasos, conseguimos llegar a Berna, la moderna capital, pero que aún conserva los encantos de un pueblo medieval; aunque Berna puede resultar bastante grande, la parte verdaderamente interesante, se encuentra en el Casco Histórico, edificado en el meandro del río Aare.

Nota: A la hora de comprar billetes para largos recorridos, comprarlos por Internet de 3 a 0 días antes, ya que ofrecen suculentos descuentos; debéis intentar, también, comprar el billete para un día, sin que marque la hora, ya que así podréis utilizar el tren sin prisas por los horarios; de igual forma, también es recomendable comprar los billetes completos, es decir, aunque estén compuestos de varios tramos, comprar el billete de origen a destino, ya que saldrá mucho más barato. También tenéis la posibilidad de añadir a vuestro billete, por unos pocos francos más, el desplazamiento durante la estancia en origen y/o destino en todos los medios de transporte. Por último, deciros, que para salir del Aeropuerto de Ginebra, en la sala de recogida de equipaje, existe una máquina que te "vende" billetes gratis válidos para toda Ginebra por 80′, y teniendo en cuenta que el tren sólo tarda 6′ al centro, vale la pena.

Lo que estaba contando; que lo interesante de Berna, es el casco histórico. Empezáis desde la Estación Central, viendo la iglesia de Heiliggeist, y bajáis por la calle MarktGasse, que junto con las que vienen a continuación, constituyen una de las avenidas comerciales más grandes de Europa; a la altura de la Plaza Bähren, si giráis a izquierda y/o derecha, podréis ver el Parlamento (Bundeshaus), y/o el Kafigturm; seguís bajando, y algo antes de llegar a la mitad de vuestro recorrido, os encontraréis con la puerta del famosísimo reloj de Berna (Zytglogge); a la derecha, hay varias iglesias, y podréis tomar unas maravillosas panorámicas desde el Puente de Kornhauss. Continuáis bajando, y a mitad de la calle, está la Casa de Einstein; si váis a la izquierda y/o derecha, podéis ver la Catedral de Berna y/o la preciosa plaza de Munster. Si seguís bajando unos 10 minutillos, llegaréis al Puente Nydegg, desde donde las vistas con todos los tejados nevados, son preciosas. Al cruzar el puente, os topáis con la fosa de los osos, símbolo indiscutible de esta preciosa ciudad. También, contaros, que si váis en verano, es muy interesante coger el funicular de Marzili (el más corto del mundo), para subir aguas arriba, y luego dejaros llevar por la corriente del río en flotadores gigantes …

Zytglogge (reloj de Berna)

Panorámica de Berna

Volvimos a Ginebra, por Lausanne, rodeando el Lago Leman (el mayor, de Europa Occidental); desde la Estación Central, se puede bajar hacia el Casco Histórico directamente por la Rue del Mont Blanc, y cruzando el puente del mismo nombre, ya veremos la torres de la Catedral; desde el puente, también veréis el típico chorro en el lago. Todas las callejuelas que rodean a la Catedral, y todo el Casco Histórico, en general, es muy bonito; en un día despejado, desde la Catedral, se ve toda la ciudad, con los Alpes al fondo. Además, hay varias iglesias, puentes y parques, como el del Ajedrez, que no os podéis perder. Si tenéis tiempo, podéis ir hasta la Sede de la ONU, y ver la Avenida de las Banderas, y el famoso monumento de la Silla Rota.

Lago Leman (chorro en Ginebra)

De vuelta, como no, el caos se volvió a adueñar de un aeropuerto aparentemente muy sencillo; pero es que los retraso en Iberia cambiaban todos los planes de vuelo; incluso mi vuelo aparecía cancelado; suerte que nos mandaron un avión de Helsinki y pude regresar a casa, aunque unas horas más tarde de lo previsto … Ahora, creo que sólo puedo echar mano de los antibióticos, si quiero recuperarme para la próxima escapada: Portugal.