Era 24 de Julio, cuando cogía un avión en Madrid para comenzar el megaviaje en Braga, con
unas vistas panorámicas de la ciudad desde el Bom Jesús y otros monasterios del mismo monte; comeríamos en un merendero de un parque natural próximo y nos iríamos directos a Vilanova de Gaia, para visitar las bodegas de Oporto; finalmente Oporto; visita completa, y un poco de fiesta. Al día siguiente llovía, así que dimos una vuelta rápida por Oporto, y nos fuimos al aeropuerto para coger un avión a Valencia; una vueltecita
rápida para acabar en la Ciudad de las Ciencias y las Artes, y regreso al aeropuerto para tomar un avión a Ci
ampino; Ya teníamos reservado un bus privado para ir al centro de Roma, donde pasaríamos la noche dando vueltas, y haciendo tiempo hasta la mañana siguiente, que nos salía un avión para Treviso; un bus al centro, y tren a Trieste; visita de la ciudad y funivia a Villa Opicima (frontera con Eslovenia). Tras varios trenes, buses y barcos, acabaríamos en Venecia; visita completa a la isla, y cenita de lujo para dormir en un hotelito de lujo; ya nos lo merec íamos. Al día siguiente,
tocaba madrugar; gran desayuno y tren a Pádua, visita rápida y continuamos en tren hacia Verona; Después de visitar Verona, llegaríamos en tren al Lago di
Garda, desde donde tomaríamos otro tren hacia Milán; Visita completa a la ciudad y alrededores y tiempo para tomar unas cervecitas y cenar. Al día siguiente, otra vez madrugón, desayuno y salida hacia Turín; visita completa de la ciudad y salida hacia Génova; aquí estaríamos poco tiempo, ya que otro tren nos esperaba para ir a Florencia; Visita completa a la
ciudad, y último tren hacia Pisa d onde tras subir a la torre, repondríamos fuerzas en un bar cercano a la estación de tren; teníamos un tren nocturno para Campi Flegreri, y a continuación hacia
Pozzuoli para ver el volcán Solfatara de Pozzuoli; de ahí, y siguiendo con los volcanes, iríamos a Pompeya, donde visitaríamos la ciudad nueva, las ruínas arqueológicas y panorámica del Vesubio. Por la tarde volveríamos a Nápoles, y tras su visita, tomaríamos un enorme barco-hotel
hacia Palermo. Eran las seis de la mañana del día 30, y nos esperaba un día larguísimo por delante; comenzamos con una rápida visita de Palermo, para tomar luego un tren hasta Agrigento, donde visitaríamos el Valle de los Templos; después, tren directo a Catania, visita de la capital, y desplazamiento a Riposto, para tomar
unas buenas panorámicas del Etna; final
mente, iríamos a Taormina, aprovechando que ya era de noche para contemplar los ríos de lava en las laderas del gran volcán; el sueño se apoderaba de nosotros, así que nos dirigimos a la costa (cerca de Isola Bella), y tomamos un tren hacia Messina (enfrente de Reggio Calabria); cuando los pies nos dijeron que no podían más, entramos en el bar más
cutre que puede haber en todo Sicilia, y nos hicimos con unos bocatas, que compartiríamos con toda la fauna de la estación, donde pasamos las últimas dos horas de la noche antes de que saliera nuestro tren hacia Milazzo. Ya en Milazzo, y aún sin salir el sol, buscábamos el puerto, atravesando montes y pueblos; finalmente lo encontramos, y reservamos nuestro barco a Vulcano,en las Islas Eolias; en unas horas estaríamos
en la isla, dónde vimos amanecer, repusimos fuerzas, y nos dimos unos baños en los lagos de azufre, en las piscinas termales, y en las playitas. Después, a Lípari, donde tomaríamos otro barco para alcanzar Strómboli a donde llegamos algo antes de la hora de la comida; ahí nos esperaba un hotel impresionante, con piscinitas, calitas, grandes cenas, desayunos, … Por la noche, nos fuimos con nuestras linternas a ver las erupciones
periódicas del volcán; impresionante; nos fuimos a dormir mazo cansados, pero flipando con el volcán. Al día siguiente, alcanzaríamos la costa siciliana a la altura de Cefalú, otro pueblo costero con encanto, para finalmente volver a Palermo y así haber dado la v
uelta completa a la isla; nos esperaban dos noche de relax en uno de los mejores hoteles de Palermo con piscinita en la azotea. Semirecuperados,
visitaríamos la zona monumental y alrededores de la catedral, para luego tomar un avión a Barcelona; ya era día 3 de Agosto, y nuestro viaje se acababa; estuvimos todo el día visitando Barcelona, y aprovechamos para dormir en el bus nocturno que nos llevaría a Bilbao; tras una breve visita a la zona de
la Ría y al casco histórico, cogeríamo
s otro bus a Burgos, y tras maravillarnos la catedral, tren a León, donde repondríamos fuerzas a base de cerveza y cecina, y diríamos tristemente adiós a ese pedazo de viaje …
no me lo puedo creer tronco del viaje que hiciste!
por supuesto, Italia triunfa!
un abrazo Oscar!